El arte de meter la pata


Teniendo en cuenta las distintas vocaciones de las que hemos sido dotados, algunos hemos salido favorecidos con esta facultad que sin lugar a dudas pensamos que si fuese una profesión de aquellas, sacaríamos un masterado en un fin de semana.

Observas con suma cautela que todo marcha bien, y tienes esa innata paranoia que te mantiene alerta todo el tiempo, siendo tan precavido, tan cuidadoso, una y otra vez mides con tu varita del "tacto" cada sílaba que forma una palabra al salir de tu boca, tus pensamientos dan vueltas más rápido que la velocidad de la luz, compitiendo al mismo tiempo con las ilimitadas preguntas que bombardean tu cabeza, si el mensaje será decodificado como pretendes por tu receptor, o si fue malinterpretado, y si fue malo? bueno? muy atrevido? muy de mal gusto?... (puedo pasar el resto del año con las innumerables preguntas).

Y ahi estas, sentistes que pasaste la prueba, cuando tu receptor responde de forma aceptable o al menos da señal de vida, y la guerra con las palabras continúa, y entre el ir y venir de tus miedos, y de la supuesta confianza con la que te relaciones, chan! LO HACES.
No es paranoia, es meter la pata.
Después de todas las neuronas que quemaste decifrando a tus oyentes, una simple frase puede cambiarlo todo. Y después mientras hablas con tu sombra, te cuestionas si debes oprimir lo que sale de ti, o hacer lo que es autenticamente tuyo: meter la pata. Al fin y al cavo, es tu vocación.

Y el Arte con el que lo haces, es simplemente una obra maestra.