Velita

Las letras del teclado corrían solas por las avenidas de la máquina, y la almita quería vomitar desde sus adentros las ataduras de la razón. Esclava de la razón, almita se dejó levantar la falda y las ideas la invadieron sin permiso.
Almita sin corazón, empezó a ver la ironía en los cuentos, y el músculo se le hizo un órgano de fantasías sin explicación. 
Buscando la explicación, almita dejó no veía alegorías en las prosopopeyas y se vio sumergida en su propia creación. Almita no entendía nada y no encontraba salida más que en el zón.

Adiós



Hoy ayudé a una persona no-vidente a cruzar la calle. Al terminar diplomáticamente mi recorrido a su lado, le confirmé que el camino a su calle continuaba contrariando mi destino. El hombre, un señor mayor, me dijo si lo podría acompañar hasta la cuadra siguiente donde terminaría su viaje. Accedí pensando en las desgracias que el tiempo me juega y que el corazón mira con recelo cuestionando mis decisiones, y caminé junto a él, con mi mano enlazada con la suya, escuchando y replicando a la conversa banal con la que seguro estaba acostumbrado a interceptar a sus interlocutores. Finalmente llegamos a destino, cuando olfateó su puerta. Se despidió envolviendo sus brazos lánguidos a mi alrededor y apenas pude percibir entre sus palabras, las palabras de dicha y bendiciones que me regalaba al oído, tomó mi mano con delicadeza y la beso muchas veces picoteando sus palabras. Adiós.

Breve crónica



*Shshshsshhshshs shshshshshshs sho shshshs sho shshshshs  (sumado al sonido ensordecedor de un semáforo)

-Es un bichito, te digo eh, viste que acá en el interior hay cada bicho, todo sheno de bicho

*Camina, camina

-¡Eh, señorita!...

*Camina, e ignora. Ok, está bien. Da la vuelta

-¿Sí?

-¿Me decís que bicho es eso que suena?

-Se llama semáforo

*Da la vuelta, sigue caminando, y trata de mantener la cordura. No te rías, no te rías.

Expectativa VS Realidad: Mi historia con las inmobiliarias

Ok. Este post no es para generar para "embroncarse", ni un manifiesto víctimista. Es sólo una para que no te sientas solo cuando estés frente a una situación similar: el licuado de una mezcla de indignación, coraje y culpa inducida. Es más bien, algo así como el "me lo debo" del periodista.

Mi historia con las inmobiliarias no tiene final Disney. Había decidido de una vez por todas contratar el servicio de uno de las inmobiliarias de más renombre, y entre los tres departamentos que me ofrecieron, salió elegido el más caro pero de mejor aspecto. Estaba cansada de buscar y buscar y de encontrarme con cientos de requisitos irrealistas, pero en fin. Aguanté los 30 días de trámite, los exactamente $14.430ARG ($1558,32 USD cambio oficial de hoy 21/08). En mi ciudad hay tres grandes líos a la hora de buscar departamento: que tengas hijos, animales domésticos, o que seas humano.
Leí cientos de quejas en internet. Más allá de parecer absurdas, era cierto: no podías alquilar con niños, con ningún tipo de animal domésticos, sin placares, sin muebles grandes, no a estudiantes, tu suelde debe superar cierta cantidad, tres garantes (...).
Mis conversaciones con amigos y conocidos me habían hecho desear con profundas ganas terminar de una buena vez por todas sin gritar. Asumir, asumir...
En fin, reuní todas las condiciones, movilizandome, movilizando, obviando. Me tragué el absurdo contrato, sabiendo que dejaba todo atrás con tal de poder tener certeza de que podría llegar a casa y dormir tranquila en las siguientes semanas, trabajar en mi tesis en paz.
Presupuesto en mano, plata en mano. Mudanza lista. Últimos arreglos del nuevo dpto, no listos. Tolerancia a tope, paciencia en mano. Terminemos todo esto de una vez, pensé. Al diablo los últimos arreglos, voy a enviar fotos del estado del dpto, me trago con calma todas estas pequeñeces y listo... ya voy a estar en paz.
Firmé el contrato y lleve mis cosas. Por supuesto el presupuesto verdadero empezaba a aparecer. ¿Qué no le dijeron que desde que seña el dpto ya debe abonar el alquiler? A ver, me preguntó yo pensé: ¿Qué culpa tengo de que demoren en "hacer los trámites"? Pero bueno, me tragué eso también. Sabía que además de hacer de "agilizadora" de gestiones, y darle datos de horarios de establecimientos municipales a los agentes de la inmobiliaria para que se apuraran, ya estaría en paz. En fin, aún me restaba preocuparme por trasladar cable, internet, instalar la luz, hacer cambio de direcciones en el banco, telefóno, etc. Realmente, sólo quería terminar con aquello y tener mi día feliz, levantarme y saber que todas las gestiones estarían listas y fin.
Llegó mi día feliz. Y duró exactamente una semana.
A las tres semanas de vivir allí, me llamaron a mi trabajo de la inmobiliaria para decirme que la vecina de abajo tenía filtraciones en su dpto y que si podía ir a abrirles a los de la administración del edificio. Para terminar rápido dije que lo haría al día siguiente apenas ellos pudieran. Llegaron: Había que picar el piso para ver cuál era el problema. Llegaron: había sacar las cañerías internas, cambiarlas y por ende cambiar todo el piso. Llegaron: había que seguir picando el piso, porque no sabían donde era el problema. Llegaron: había que picar la columna de la pared porque no sabían donde era el problema. El problema era que todas las veces que "llegaron", nunca llegaban a tiempo.
Finalmente, yo tenía días de levantarme 6AM para llevar a mi gato fuera del lugar, porque otro mal trago, fue saber que era una criminal por tener a mi gato en el edificio. Como explícitamente había solicitado dptos que acepten animales, recibí esta respuesta:

Volvía para las 7am, levantaba todos los muebles, 7:30 salía a comprar víveres. Estaba 7:50 en casa para que llegaran a las 8am como quedamos. Llegaban, sí. 11:30, 9:00, 10:00. Bajaba, subía, recibía gente, miraba como manchaban las paredes, picaban, movían mis cosas. Me tragaba todo, apelaba a mi costeñidad, ponía una buena música y sonreía. Tenía que comprar comida corriendo. Iba a trabajar. Volvía 23:40 y me ponía a limpiar, suplicando mentalmente que fuera la última vez.
Quedé cientos de veces como la más agufiestas de la historia. Pedía constanmente favores a amigos, mientras que hora tras hora, notaba cada vez más como mis horas de investigación, entrevistas, y en fin, ¿vida?, se iban consumiendo, para ser "la vigilanta" de la obra.
Mi paciencia no pudo más cuando me enteré que el daño fue producido por un "arreglo" previo que no terminaron de hacer, así que solicité un lugar temporario a la inmobiliaria mediante una carta documento detallando todo lo que estaba sucediendo. Al día siguiente se comunicaron conmigo, ¡Oh Sorpresa! 8am!* para arreglar el asunto.
¿Cómo arreglar el asunto? La solución de la inmobiliaria fue que el dueño no me cobrara el mes de alquiler. Ojo, con un tono de gran favor. Respondí que accedería sólo si es que no pasaba de ese mes y si dejarían todo en orden "Obviamente se te va a dejar todo en orden, el piso, las paredes, todo".
Nos pusimos de acuerdo para que viniera el dueño del lugar. Apareció con su esposa. Él señor muy amablemente me dijo que lo haría, justificandose con una serie de excusas que francamente ya no quería escuchar. La señora por otro lado, vomitó una serie de comentarios, que jamás me sentí más cuestionada en mi vida. "Escúchame un poquito... ¿tenías que hacer una carta documento? ¿qué vos no sabés lo que es hablar?". En un intento por justificar mis penurias dije que intenté. Cuando me dijo "me sorprende que la inmobiliaria haya hecho eso..." a lo no te creo ni de broma, decidí escuchar sus gesticulaciones a lo cine mudo. Me cuestionó tanto, que hasta llegué a sentirme una "problemática sin sentido". Me di mucho coraje conmigo misma. ¿Cómo podía ser que después de todo yo fuera la culpable de toda la situación?. Me dieron una hoja con un "convenio" para justificarse y "anular la carta documento", cuando sugerí consultarla al menos con un abogado, la señora murmulló "¡Sí querés andaté!". Lo haría, pensé, sin tan sólo supiera todo lo que ya me tragué.
Hoy finalmente, luego de 16 días el señor aguantar polvillo, timbres, gente extraña, finalmente se terminó de poner el piso (o más bien una lámina de vinilo), me dijo que todo había terminado con una sonrisa amable. Me tranquilicé y llamé para preguntar por los últimos arreglos que no había conversado con el dueño, como la pintura... después de todo, yo puedo pegar las cosas que dañaron me dije a mí misma. "¿Pintura?" parecía que hablaba en chino mandarín. "Pasale una esponjita", me dijo. Me dejó en claro finalmente "que el dueño llegaba hasta ahí". Colgué llegué a mi casa, y encontré el desmadre de la albañilería. Es hora de trabajar, otra vez... sí, porque trabajar para pagar el alquiler no es suficiente. Antes debo solo escribir algo.

*-$8.957 de inmobiliaria
-$700 instalación de aire
-$300 traslado de cosas
- $490 instalación de cable+internet
- $383 instalación de luz
-$3300 pago de salida
- $300 trámites de escribano
*Referencia -Sueldo básico Argentina: $6.060

EXPECTATIVA...



REALIDAD...








Ñembo "socióloga" gúau.


En la cocina de sentidos de esa academia, terminamos sumidos en una red de formación discursiva de los conflictos epistemológicos de, dice que, un meollo de personajes formativos. Somos sus temores y sus victorias. Somos las discusiones de sus pares. Somos la voz del dilema de nuestra campo de estudio.
Somos.
Y a veces no nos dejan ser.



Doña Ka y el dpto de Salta

Jamás tuve tantas ganas de escribir, está vez no me lo guardaría para mí misma: Era mi primer dpto, y empezaba la universidad, está vez enserio.
Empezábamos todos con muchas expectativas, muchas ganas, era todo nuevo, el clima era húmedo pero el mate nos acompañaba en cada segundo. 
Era el primer proyecto que nos encomendaba Da Rosa y jamás pensé que también él terminaría dándonos el último.  

Carolina Castelli, estaba reclutando gente para su grupo, y nos miró con sospechas. Era de esos personajes en el aula, que cuando el resto del grupo estaba rendido ante la insistencia en el error, ella no dejaría de opinar, su indignación era más fuerte, su voz de protesta, sus ganas de ser escuchada. Eramos un grupo grande.
Nos juntamos varias veces en el local de la familia de su esposo Ale que usaban para dictar clases particulares, e inmediatamente conocimos a "Doña Ka": una mujer de opiniones firmes, amante de los mates con pedacitos de naranjas, partidaria política de "como en el capitulo de los Simpsons...", referente clave de la jerga guarano-misionera, y sobretodo de personalidad muy muy humilde. 
Nuestro Diario Mural "Comuni-Katé" fue el éxito rotundo de nuestras vidas, no era más que un pedazo de cartón, pero tenía tanto esfuerzo, que sentíamos que teníamos conquistada la carrera. Pasábamos horas y horas hablando sobre el tema y parecía que ya estaba todo dicho. Entonces, empezaron nuevos desafíos. 
Mi dpto fue finalmente entregado con llaves en mano, y fue inaugurado con la ayuda del mismo grupo, empezamos por ponerle focos para tener luz, y lo amoldamos que manera tal que nos sirviera para juntarnos de ahí en adelante, Doña Ka tomó el mando. 
Le compramos una cocineta en un mercadito paraguayo conocido localmente como "La Placita", el mejor marketineado por los estudiantes. Doña Ka la instaló personalmente y cerró tan tan fuerte la manguera, que cada vez que me tocaba desarmarla le enviaba un mensaje para admirar su fuerza. Celebramos ese día comiendo arepas y de ahí en más, cada vez que sucedía algo bueno, las paredes del dpto de Salta eran abanicadas con el olor a aceite y el aroma de las arepas.
Empezaron a surgir en nuestras conversas nuestros escritores favoritos, cuando apareció en nuestras vidas Bajtin, el primer regalo que nos presentó Tania Piris Da Motta. Debo confesar que a veces nuestras reflexiones duraban tanto, que no estábamos seguras de si seguíamos estudiando.
Cuando le pregunté sobre las huellas de un perrito que tenía anclado en el hombro, "leishmaniasis" me contestó. Ríos, una bendición, una desgracia. Entre Ríos, la cuna de sus aventuras.
De pronto, las cosas no me empezaron a perecer tan fáciles, y ahí aparecía Doña Ka, tocando el timbre en lo que yo consideraba "de madrugada" con naranjas o mandarinas en su mano, acompañada de su hermano el "Uli"  o hablando de él y su locura por México. 
Un día me avisó que marcharía a Buenos Aires. Cuando te aburras y vuelvan me avisas, le dije.
"El dpto de Salta" empezó y terminó con todos. Escuchó las risas y llantos de todos mis amigos, acompañado del mejor ingrediente de un hogar: Salsa. 
Pasó por todo y terminó como tenía que terminar con una etapa, con la última materia cursada enserio y el punto final cuando me tuve que despedir de mi padre. Pero lo recuerdo con gran cariño: ustedes. 
Gracias. 

Salud por la inauguración con Doña Ka.














Ubaldo, playa y domingo

Transitar a mar abierto, es navegar con la intrepidez de que a cada paso dejas asentado con tus huellas, con cada pista, con cada movimiento, que perteneces a historias, y para ser sinceros de la mano manabita, hasta de cuentos. Todo nos lleva a significar. Las desdichas imprevistas del coraje de las olas, el vaivén relajado, o la ilusión de lo que el mar te puede regalar.

Empezar a caminar a pasos lentos, al ritmo del mar, fue aprender del imaginario como latinoamericanos, de la playa y el domingo, de las ganas secas de luchar y de no dejar que se desvanezcan las utopías en las aulas universitarias de los manabitas, por una tierra con una comunicación más justa y solidaria, y aprender de las desesperanzas alimentadas por estas imaginaciones. Pues si escribir letras ya era de locos, parir libros era un absurdo deluríum trémens, pero de sueños que durante años ayudaron a caminar a escritores, comunicadores, periodistas y chiflados que creyeron que: “Cada época crea sus propias ilusiones. Sus propios mitos y Dioses. Mañana lo de hoy puede ser un sueño y locura.”

Desde afuera o desde adentro, las letras nos identifican, nos segmentan y hasta nos conceptualizan. A veces, llegamos –o nos hacen llegar-  a conclusiones de lo que proyectamos, en donde hay una sutil línea idealizada que raya en lo fantasioso.

Tras pasar y pisar por un cúmulo de incidentes en un intento por recaudar a ciencia incierta mis propios relatos, al reflexionar sobre todos los adjetivos con que edificó la editorial con que siempre soñó, los recovecos de esta memoria se burlaban de los episodios del escritor que escondía en su pasión lo que nos vomitó nuestra historia: La desfachatez del cholo. La dimensión exótica del aire abrumador de las calles de los que conocen a Tarqui desde sus entrañas. La risa de negro. Las mañas de las fantasías de los libros que alimentaron sus realidades.

En mi cabeza retumbaba el “de todo se aprende, de todo se aprende…” de él, de la playa y del domingo, de endiosar libros, del ritmo impredecible del océano, de apostarle a lo que uno cree, de las treguas de los pactos entre las letras y los libros que nos invitan a soñar y a veces nos obligan a correr, de caminar en consonancia con la cadencia propia del costeño, sereno, inquieto y abrumado de adjetivos como su mar.

De las desdichas de aventuras y desventuras que lo fueron acentuando por defecto.

Tal vez otras generaciones hayan conquistado otras bahías, tal vez otras vivan para tomar el desafío de hacer lo que la conciencia les dicte, después de todo, como dicen por ahí, la historia es una señora de gestiones lentas. Y a pesar de vivir en un mundo que nos invita al desaliento, con gritos ahogados de entusiasmos perdidos, las tramas sin utopías también pintan en el horizonte, ilusiones absurdas obligándonos a transitar, en nuestro derecho al delirio. A mar abierto.




Ubaldo Gil Flores, “La noche en que fui Cristóbal Colón(2005)
Simone Gil Mondavi, hermana menor e hija

Déjala


Déjala sola, qué palabra tan triste, que palabra tan mágica, tan íntima, tan...
No le digas eso, de qué hablas? de ti o de mi? o de cuál?
de nosotros mismos.
Déjala, es sola.


En un año

Todo en un año:

Empezando con el pie derecho, cataratas con la alegría da festa.





Brasiguay: en resumen, mágico. Lo que se hace en un viaje son como 2 años de universidad.



Asunción: no importa cuántas veces vaya. Es casa. Este año se me escapan las veces que fui, pero lo nuevo fue conocer Asunción como hija de ella, y también como extraña.
Hermano más cerca: Tuti en Brasil








Universidad: mini-documental y Haití cherie, lo mejor.


















Manta y playa: La tierra donde naciste no la puedes olvidar, porque tiene tus raíces y todo lo que dejas atrás



Nada como verte (Omid)








Colombia, Bogotá: fue más, porque Colombia e' pacho ya tu saaaa




Al interior: mistura+emboyeré






Chiqui: visita!!! la más lejana!




 


Río de Janeiro, Brasil: entre Ponta Pora, Sanja Puita, Foz de Iguacu, un pedazo de Sao Borja, y lo más Brasil de Brasil: os Cariocas, explosión.



Hijos: bendición.




Cosillas: Computadora de vuelta! Nada como perder algo y valorarlo con descaro. Cafetera: más café colombiano, es gasolina pura. Tele, luego de 6 años de abstinencia. Buen libro, el mejor compañero





















VIAJAR!

 Guayaquil, última noche


















Sobreviví vuelo local de Gol





Buenas noches... y que sueñes que eres un borrador




Back to the basics, algo más tenía que pasar