Doña Ka y el dpto de Salta

Jamás tuve tantas ganas de escribir, está vez no me lo guardaría para mí misma: Era mi primer dpto, y empezaba la universidad, está vez enserio.
Empezábamos todos con muchas expectativas, muchas ganas, era todo nuevo, el clima era húmedo pero el mate nos acompañaba en cada segundo. 
Era el primer proyecto que nos encomendaba Da Rosa y jamás pensé que también él terminaría dándonos el último.  

Carolina Castelli, estaba reclutando gente para su grupo, y nos miró con sospechas. Era de esos personajes en el aula, que cuando el resto del grupo estaba rendido ante la insistencia en el error, ella no dejaría de opinar, su indignación era más fuerte, su voz de protesta, sus ganas de ser escuchada. Eramos un grupo grande.
Nos juntamos varias veces en el local de la familia de su esposo Ale que usaban para dictar clases particulares, e inmediatamente conocimos a "Doña Ka": una mujer de opiniones firmes, amante de los mates con pedacitos de naranjas, partidaria política de "como en el capitulo de los Simpsons...", referente clave de la jerga guarano-misionera, y sobretodo de personalidad muy muy humilde. 
Nuestro Diario Mural "Comuni-Katé" fue el éxito rotundo de nuestras vidas, no era más que un pedazo de cartón, pero tenía tanto esfuerzo, que sentíamos que teníamos conquistada la carrera. Pasábamos horas y horas hablando sobre el tema y parecía que ya estaba todo dicho. Entonces, empezaron nuevos desafíos. 
Mi dpto fue finalmente entregado con llaves en mano, y fue inaugurado con la ayuda del mismo grupo, empezamos por ponerle focos para tener luz, y lo amoldamos que manera tal que nos sirviera para juntarnos de ahí en adelante, Doña Ka tomó el mando. 
Le compramos una cocineta en un mercadito paraguayo conocido localmente como "La Placita", el mejor marketineado por los estudiantes. Doña Ka la instaló personalmente y cerró tan tan fuerte la manguera, que cada vez que me tocaba desarmarla le enviaba un mensaje para admirar su fuerza. Celebramos ese día comiendo arepas y de ahí en más, cada vez que sucedía algo bueno, las paredes del dpto de Salta eran abanicadas con el olor a aceite y el aroma de las arepas.
Empezaron a surgir en nuestras conversas nuestros escritores favoritos, cuando apareció en nuestras vidas Bajtin, el primer regalo que nos presentó Tania Piris Da Motta. Debo confesar que a veces nuestras reflexiones duraban tanto, que no estábamos seguras de si seguíamos estudiando.
Cuando le pregunté sobre las huellas de un perrito que tenía anclado en el hombro, "leishmaniasis" me contestó. Ríos, una bendición, una desgracia. Entre Ríos, la cuna de sus aventuras.
De pronto, las cosas no me empezaron a perecer tan fáciles, y ahí aparecía Doña Ka, tocando el timbre en lo que yo consideraba "de madrugada" con naranjas o mandarinas en su mano, acompañada de su hermano el "Uli"  o hablando de él y su locura por México. 
Un día me avisó que marcharía a Buenos Aires. Cuando te aburras y vuelvan me avisas, le dije.
"El dpto de Salta" empezó y terminó con todos. Escuchó las risas y llantos de todos mis amigos, acompañado del mejor ingrediente de un hogar: Salsa. 
Pasó por todo y terminó como tenía que terminar con una etapa, con la última materia cursada enserio y el punto final cuando me tuve que despedir de mi padre. Pero lo recuerdo con gran cariño: ustedes. 
Gracias. 

Salud por la inauguración con Doña Ka.














Ubaldo, playa y domingo

Transitar a mar abierto, es navegar con la intrepidez de que a cada paso dejas asentado con tus huellas, con cada pista, con cada movimiento, que perteneces a historias, y para ser sinceros de la mano manabita, hasta de cuentos. Todo nos lleva a significar. Las desdichas imprevistas del coraje de las olas, el vaivén relajado, o la ilusión de lo que el mar te puede regalar.

Empezar a caminar a pasos lentos, al ritmo del mar, fue aprender del imaginario como latinoamericanos, de la playa y el domingo, de las ganas secas de luchar y de no dejar que se desvanezcan las utopías en las aulas universitarias de los manabitas, por una tierra con una comunicación más justa y solidaria, y aprender de las desesperanzas alimentadas por estas imaginaciones. Pues si escribir letras ya era de locos, parir libros era un absurdo deluríum trémens, pero de sueños que durante años ayudaron a caminar a escritores, comunicadores, periodistas y chiflados que creyeron que: “Cada época crea sus propias ilusiones. Sus propios mitos y Dioses. Mañana lo de hoy puede ser un sueño y locura.”

Desde afuera o desde adentro, las letras nos identifican, nos segmentan y hasta nos conceptualizan. A veces, llegamos –o nos hacen llegar-  a conclusiones de lo que proyectamos, en donde hay una sutil línea idealizada que raya en lo fantasioso.

Tras pasar y pisar por un cúmulo de incidentes en un intento por recaudar a ciencia incierta mis propios relatos, al reflexionar sobre todos los adjetivos con que edificó la editorial con que siempre soñó, los recovecos de esta memoria se burlaban de los episodios del escritor que escondía en su pasión lo que nos vomitó nuestra historia: La desfachatez del cholo. La dimensión exótica del aire abrumador de las calles de los que conocen a Tarqui desde sus entrañas. La risa de negro. Las mañas de las fantasías de los libros que alimentaron sus realidades.

En mi cabeza retumbaba el “de todo se aprende, de todo se aprende…” de él, de la playa y del domingo, de endiosar libros, del ritmo impredecible del océano, de apostarle a lo que uno cree, de las treguas de los pactos entre las letras y los libros que nos invitan a soñar y a veces nos obligan a correr, de caminar en consonancia con la cadencia propia del costeño, sereno, inquieto y abrumado de adjetivos como su mar.

De las desdichas de aventuras y desventuras que lo fueron acentuando por defecto.

Tal vez otras generaciones hayan conquistado otras bahías, tal vez otras vivan para tomar el desafío de hacer lo que la conciencia les dicte, después de todo, como dicen por ahí, la historia es una señora de gestiones lentas. Y a pesar de vivir en un mundo que nos invita al desaliento, con gritos ahogados de entusiasmos perdidos, las tramas sin utopías también pintan en el horizonte, ilusiones absurdas obligándonos a transitar, en nuestro derecho al delirio. A mar abierto.




Ubaldo Gil Flores, “La noche en que fui Cristóbal Colón(2005)
Simone Gil Mondavi, hermana menor e hija

Déjala


Déjala sola, qué palabra tan triste, que palabra tan mágica, tan íntima, tan...
No le digas eso, de qué hablas? de ti o de mi? o de cuál?
de nosotros mismos.
Déjala, es sola.


En un año

Todo en un año:

Empezando con el pie derecho, cataratas con la alegría da festa.





Brasiguay: en resumen, mágico. Lo que se hace en un viaje son como 2 años de universidad.



Asunción: no importa cuántas veces vaya. Es casa. Este año se me escapan las veces que fui, pero lo nuevo fue conocer Asunción como hija de ella, y también como extraña.
Hermano más cerca: Tuti en Brasil








Universidad: mini-documental y Haití cherie, lo mejor.


















Manta y playa: La tierra donde naciste no la puedes olvidar, porque tiene tus raíces y todo lo que dejas atrás



Nada como verte (Omid)








Colombia, Bogotá: fue más, porque Colombia e' pacho ya tu saaaa




Al interior: mistura+emboyeré






Chiqui: visita!!! la más lejana!




 


Río de Janeiro, Brasil: entre Ponta Pora, Sanja Puita, Foz de Iguacu, un pedazo de Sao Borja, y lo más Brasil de Brasil: os Cariocas, explosión.



Hijos: bendición.




Cosillas: Computadora de vuelta! Nada como perder algo y valorarlo con descaro. Cafetera: más café colombiano, es gasolina pura. Tele, luego de 6 años de abstinencia. Buen libro, el mejor compañero





















VIAJAR!

 Guayaquil, última noche


















Sobreviví vuelo local de Gol





Buenas noches... y que sueñes que eres un borrador




Back to the basics, algo más tenía que pasar