Las letras soplan
Encierra su todo del día en un teclado y le aplaude a la posibilidad. Se sonríe, y apaga la realidad se mete en la imaginación y vuela. Rastrea el momento y sabe que llegó, el sonido le dice que empezó el juego del dame que te doy y la confusión se vuelve aterrante. Quisiera dejarse atrapar pero un rasguño le advierte de las malas jugadas que atropellan con eso que le despierta y decide desconcentrarse mejor. Se juega como poeta, le dice versos a la luna, le canta a la ducha y el culpable eres vos. No le da vuelta a la página, se la juega toda, vive de un sueño idiota, y le apuesta al perdedor. Sabe que las alas rotas, no son para el idiota que lucha en derrota en un camino sin ganador. Corazón, al menos sé que existes. Se recordó.
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